Hace apenas unos días se cumplió un año de las elecciones generales anticipadas del 23-J y estos aniversarios suelen ser la ocasión perfecta para hacer balance y reflexionar.
Echando la vista atrás, el 23 de julio de 2023 Navarra y España trasladaron un mensaje claro. Somos un país que no queremos a la extrema derecha en las instituciones y, más importante aún, que tomen decisiones que marquen nuestra vida.
Una campaña atípica, en medio de Sanfermines y con los calores de julio, el PP soñaba con que fuese un “verano azul” que terminase con el ciclo del Gobierno progresista de Pedro Sánchez. Para su desgracia terminó destiñéndose en rojo.
En Navarra, 93.553 ciudadanos y ciudadanas nos dieron la victoria al Partido Socialista de Navarra, volviendo después de varios años a tener dos escaños en el Congreso y tres senadores, algo que no sucedía desde la década de los ochenta.
Un año intenso en la política nacional, que ha llevado a revalidar a Pedro Sánchez un Gobierno de izquierdas que sigue trabajando en conquistas sociales y avances económicos.
En tan solo seis meses de Gobierno, España ha consolidado su liderazgo económico –que crece cinco veces más que la media europea–, su liderazgo en el empleo, con 21 millones de ocupados –uno de cada cuatro empleos que se generan en Europa se crean en España–, y su liderazgo en políticas de bienestar e igualdad, con la actualización de las pensiones y la mejora de los permisos de paternidad y maternidad que pronto se ampliarán a 20 semanas.
Pese a los datos y los argumentos me van a permitir una reflexión personal, la casa de la palabra, el lugar que ha sido protagonista de los discursos de Clara Campoamor, de un fallido golpe de estado o de la llegada de la democracia algunos quieren convertirlo en un lugar donde esa palabra no tenga valor, donde se pierda el decoro y la importancia del propio edificio.
Para los que la política sigue siendo la mejor herramienta que nos permite a todos ser iguales esto es inadmisible.
Para que la política sea respetada, debemos de ser los propios políticos los que hagamos valer nuestro trabajo, reivindicarlo y sobre todo respetarlo.
Últimamente tengo la sensación de que algunos partidos políticos, los de la derecha y extrema derecha, quieren hacer aquello que ya dijo Montero: “que caiga España que ya la levantaremos nosotros”.
Nuestra obligación es seguir haciendo lo de siempre: trabajar, cambiar la sociedad y escuchar. Me niego a pensar que esta deriva trumpista que algunos quieren traer a España se haga realidad.
Pese al ruido, pese a la instrumentalización de la justicia, pese a que algunos consideran que el poder les pertenece debemos seguir con nuestros valores y principios intactos. Esa es la mejor medicina para el populismo y el sectarismo.
Seguiremos trabajando para que los y las trabajadoras sigan teniendo más derechos; para que los padres y madres que lo desean puedan conciliar su vida personal y profesional sin tener que elegir; para que las mujeres no sigamos siendo asesinadas por el mero hecho de ser mujeres; para que lo jóvenes que nacen en otro país sin oportunidades no sean vistos como enemigos de nuestra patria o simplemente para vivir en un lugar que cuide y mire al medio ambiente.
Quiero pensar, sin ser soñadora, que la política sigue mereciendo la pena, que las personas que decidimos libremente entrar en esta labor lo seguimos haciendo por la vocación de servicio público, por seguir persiguiendo derechos y avances que hagan que cada día simplemente vivamos mejor y seamos mejores.
La política merece la pena.
Autoría: Adriana Maldonado. Diputada del PSN-PSOE en el Congreso de los Diputados.