
05 Feb 2016 INTERVENCIÓN DE MARÍA CHIVITE EN EL PLENO MONOGRÁFICO SOBRE EL EMPLEO
Gracias, Señora Presidenta, señorías, buenos días.
Hoy debatimos en este Pleno monográfico la situación del empleo en Navarra. Mientras unos muestran su urgencia por celebrar un pleno monográfico sobre el derecho a decidir, el Partido Socialista muestra su preocupación por el empleo en Navarra, o más bien, por la falta del mismo. Allá quedó octubre que fue cuando lo solicitamos pero lo importante y en positivo es que aquí estamos y que este pleno esperemos resulte útil.
Ojalá este pleno sea un punto de inflexión para Navarra. Ojalá de aquí salga un compromiso cierto y concreto para que situemos a esta comunidad a la vanguardia y demos un salto cualitativo importante para no quedarnos estancados social y económicamente. Toca diseñar la Navarra del siglo XXI de la mano de la sociedad, que tiene que ser protagonista de su propia transformación.
Lo dicen las encuestas, lo dicen los datos pero sobre todo lo dice la realidad que se vive en la calle. El empleo es lo que más preocupa a la ciudadanía. Porque es la mejor política social, la mejor garantía de cohesión social y territorial y sin duda lo que nos permite crecer y avanzar como sociedad.
Sería deseable que en un tema de tal calado y tal sensibilidad como este fuéramos capaces de alcanzar amplios consensos y acuerdos, porque la ciudadanía es lo que está esperando. Que sus representantes en las instituciones antepongan soluciones a aritméticas e intereses de otra índole. Y no solo eso. Debemos comprometernos a hacer un seguimiento de lo que aquí se apruebe para garantizar que se cumple. Por lo tanto y una vez más mano tendida al gobierno, a los distintos grupo parlamentarios a todos los agentes económicos y sociales para construir consensos en lo que ha de ser el desarrollo económico y social de nuestra comunidad.
Señorías, voy a tratar de dibujar la Navarra que los socialistas queremos no solo para el presente, sino para el futuro. Esa Navarra que se construye con una planificación seria y sosegada, huyendo del cortoplacismo como leit motiv político, y por supuesto, buscando el consenso. Porque esta es nuestra tierra, la de todos los navarros y navarras y a todos, en igualdad de condiciones, debemos dirigir nuestras actuaciones. Quien gobierna debe pensar en todos y quienes estamos en la oposición también.
Crear empleo es, pues, la prioridad, pero el empleo no se crea de la nada. Se crea cuando se dan las condiciones para ello. Y ahí entran en juego factores como el normativo, el de las expectativas, la formación, el talento, la innovación, la investigación, el diálogo social, la estabilidad política, la certidumbre, las comunicaciones, la capacidad de internacionalización, la competitividad etcétera. Elementos algunos tangibles y otros intangibles, locales o globales, externos e internos, pero todos estos y más tienen que ver con que las empresas generen actividad y por tanto empleo, con la atracción de inversión y con el crecimiento no solo hacia adentro sino también hacia afuera.
El señor Laparra afirmó el pasado jueves, tras conocerse la última Encuesta de Población Activa, que todavía tenemos 33.000 ocupados menos que en el año 2007. Pero cuando hablamos de empleo no vale quedarse en lo que dicen la EPA o el paro registrado, que por cierto nos ha dejado una mala cifra en enero con 1.970 parados más que hacen un total de 45.113.
Hay que mirar más allá. A la afiliación a la Seguridad Social, que pierde afiliados, unos 20.000 desde el inicio de la crisis, al empleo neto que se crea, a las horas trabajadas, además, por supuesto, de al tipo de contratos, trabajo a tiempo parcial no querido, ultratemporalidad, salarios de pobreza, degradación de las condiciones de trabajo y muerte de la negociación colectiva. El 95% de los nuevos contratos de trabajo en Navarra son temporales y un tercio de ellos es a tiempo parcial.
Así que la letra pequeña en estos casos no solo es recomendable sino necesaria. Y ese dato que dio el Vicepresidente es un buen ejemplo. Demuestra que no se está creando empleo. Por eso, no vale el autoengaño ni la autocomplacencia. Lo cierto es que tenemos 33.000 ocupados menos y 31.000 hogares con todos sus integrantes en paro. Susceptibles, dicho sea, de caer en la pobreza, si no lo están ya algunos. Y eso en una comunidad pequeña con cifras muy elevadas, lo cual ratifica la necesidad de adoptar medidas. Unas urgentes e inmediatas y otras de largo recorrido para asentar un nuevo modelo de desarrollo que garantice un futuro de prosperidad, con estabilidad y calidad en el empleo, con valor añadido y que nos permita ser competitivos, vanguardistas y socialmente responsables.
Por eso, y aunque el Vicepresidente Ayerdi anunció a finales de año que quiere poner diez planes estratégicos en marcha, los socialistas planteamos la necesidad de elaborar una estrategia global de desarrollo económico que sea el marco que dé cobertura a planes específicos de actuación en sectores que, por su implantación, por ser vanguardia o por su consideración, requieran de actuaciones concretas. De ese modo, bajo el paraguas de esa estrategia de planificación troncal se establecerían planes específicos para la industria, los servicios, el comercio, el sector agroalimentario, la internacionalización, el emprendimiento, la I+D, la transición energética etcétera.
Ese marco debe establecerse conforme a parámetros de empleo y de reactivación económica, de manera que se trabaje de forma paralela en medidas que generen impacto a corto plazo y por otra parte políticas estructurales de efecto a medio y largo plazo que sienten las bases del modelo de sociedad y de desarrollo de los próximos años.
Inversión, innovación, internacionalización e industrialización serían cuatro pilares sobre los que sustentar la estrategia. Que deberían ir unidos necesariamente a la formación, el emprendimiento, las políticas de inserción laboral y las infraestructuras.
En estos momentos, Navarra, que no es ajena desde luego ni al entorno más próximo ni a la globalización, tiene algunas amenazas como son la deslocalización, la competencia de algunos países con menos costes salariales, la polarización del empleo, el desequilibrio demográfico, la elevada tasa de paro juvenil, en estos momentos 45%, que está obligando a muchos jóvenes a irse,
y desde luego la reforma laboral del PP y UPN. Una reforma que está suponiendo más precariedad, menos derechos laborales y la relegación del diálogo social, que tan buenos frutos ha dado. Una reforma que ha supuesto que 3 de cada 10 trabajadores cobre hoy menos. Que la temporalidad y el trabajo a tiempo parcial sean lo habitual y predominante y que no está permitiendo crear empleo neto estable ni por supuesto de calidad. Esto unido a la falta de innovación y modernización en algunos sectores, son cuestiones que debemos tener en cuenta.
Igualmente pongo de manifiesto las dudas que nos genera el impacto que la reforma fiscal del Gobierno pueda tener a la hora de atraer inversión. Está por ver, pero lo cierto es que con la aprobación de esta reforma, Navarra es hoy menos interesante que ayer para invertir. Tenemos la fiscalidad más gravosa de España. Y eso no ayuda. Por eso hemos criticado la reforma y seguiremos defendiendo una fiscalidad que, siendo justa y progresiva, favorezca la actividad económica.
Además, los presupuestos recién aprobados no son precisamente un ejemplo de apuesta por el desarrollo, porque no ponen el acento en inversiones, en infraestructuras, en impulso a políticas de empleo y formativas… Nosotros tratamos de mejorarlos en los ejes relacionados con empleo y servicios públicos pero el Gobierno ha preferido destinar los recursos que pedíamos a otras cosas. En definitiva, el camino emprendido por el Gobierno nos genera muchas dudas en cuanto a qué consecuencias puede tener para crear empleo y para afianzar un modelo sólido de crecimiento.
Digo sólido porque crecer al 2,9 por ciento está bien, pero no sirve crecer a cualquier precio ni de cualquier manera. Hay que crecer bajo principios de justicia social y de empleo de calidad. Y de momento el crecimiento no está siendo acompañado de más y mejor empleo ni de aminoramiento de la brecha social y salarial, de la que no nos olvidamos. Más en Navarra, donde ostentamos el dudoso honor de encabezar la lista de comunidades con más diferencia salarial entre hombres y mujeres, con casi un 30 por ciento.
Otro dato que dejo apuntado a expensas de conocer su impacto y que habrá que prever. La exigencia del cumplimiento de déficit. En el año 2017, el 0,1 por ciento y en 2018 el 0. O crecemos y por tanto generamos dinamismo en la economía, o llegarán tiempos de estrecheces que no serán fáciles de sortear, más aún con el elevado endeudamiento que acarreamos.
Pero a las amenazas hay que contraponer las oportunidades. Tenemos talento, buenos centros de formación, conocimiento aplicado en campos como las energías renovables, la biomedicina, ingenierías o las tecnologías. También un importante peso de la industria, como la automoción o la agroalimentaria, con futuro si se apuesta por innovar y por la internacionalización. La industria supone casi un 25 por ciento del PIB, unos términos similares a regiones de Alemania y emplea a 65.000 personas, por lo que es preciso que dentro de esos planes derivados del plan estratégico que proponemos haya uno dedicado a la industria. Orientado a atraer inversiones, a modernizar el tejido industrial apostando por la robótica, a abrir espacio a nuevos sectores de alto valor añadido y a la formación de los recursos humanos.
Hemos de aprovechar las oportunidades que generan las infraestructuras que suponen desarrollo, competitividad, comunicación, apertura al mundo. Como el tren de altas prestaciones, también para mercancías, el Canal de Navarra y la extensión de la banda ancha. Porque a la brecha social, salarial, territorial que tenemos, hay que sumar la brecha digital, que no solo resta competitividad a las empresas sino que genera desigualdad entre zonas de Navarra y entre franjas de edad. Nosotros defendemos que estas infraestructuras se hagan y queremos saber qué opina el Gobierno. Sabemos lo que opina cada partido que lo sustenta. Y son visiones opuestas. Por tanto, ¿cuál es el criterio que va a seguir el Gobierno? Porque sin infraestructuras no hay desarrollo y Navarra no está bien comunicada.
Tenemos un trabajo previo hecho con Moderna que esperamos que el Gobierno nos diga cómo lo va a emplear.
Y una decisión que aunque no es de competencia de Navarra me parece muy importante porque nos afectaría, desde luego. Y mucho. Que es la derogación de la reforma laboral y la elaboración de un nuevo estatuto de los trabajadores que devuelva la dignidad y los derechos perdidos por obra y gracia del PP y UPN. Será una oportunidad que sumar a las que podemos generar aquí y hoy estamos un poco más cerca de que sea posible.
Están pues, detectadas las amenazas y las oportunidades, creo que algunas necesidades ya las hemos citado como son la innovación pero también el contar con itinerarios de formación y aprendizaje durante toda la vida, y el contemplar en la educación dos cuestiones que las empresas demandan como son competencias en tecnología y en idiomas.
Sin ir más lejos, la semana pasada conocíamos un estudio que dice que en España 95.000 empleos no se cubren por falta de adecuación entre lo que las empresas necesitan y la formación que tenemos. Y es más, se dice también que en cuatro años habrá una demanda de 900.000 puestos de trabajo en áreas del sector digital. Se apunta también como otro sector clave el energético. Y de energías renovables y sostenibles aquí sabemos mucho.
Así pues, señorías, tenemos el reto de dibujar el escenario de futuro pero también de presente. Superando la crisis de manera justa, con un reparto de la riqueza y una reorientación del modelo tradicional de crecimiento hacia un modelo innovador, vanguardista, que genere valor añadido y que tenga un relato conjunto para nuestra comunidad.
No se trata de crear muchas pequeñas historias sino una gran historia con distintas subtramas. Si no hay coherencia en el modelo, si no hay un relato, pondremos parches pero no soluciones definitivas. No queremos una película de serie B.
Me voy a detener de manera concreta en una cuestión que vengo citando pero que creo que es el núcleo en torno al que tiene que pivotar todo este planteamiento. Es la Investigación, el desarrollo y la innovación. Según dice la Estrategia Europa 2020, el objetivo es alcanzar en esa fecha el 3 por ciento del PIB dedicado a I+D+i. Nosotros planteamos, y es una de las propuestas que hacemos, que Navarra vaya incrementado su presupuesto hasta alcanzar ese objetivo al finalizar esta legislatura. Sin duda, la innovación es la clave del futuro, permitirá generar empleo de calidad, competir internacionalmente, reforzar la investigación aplicada a la industria y captar nuevas oportunidades de negocio.
Creemos que el Gobierno debe promover desde lo público pero en colaboración con el ámbito privado esta materia, poniendo especial énfasis en la transferencia del conocimiento. Lamentamos que el presupuesto aprobado no haya sido ambicioso en esta materia. Quiero recordar que en 2014, la I+D suponía el 1,75 por ciento del PIB, y contó con 52 millones menos que en el año 2010. Así que queda mucho por hacer.
Tenemos que abordar de manera específica ámbitos como el de la economía social, los autónomos, la empresa familiar o todo lo que tiene que ver con el emprendimiento, además de conseguir una estabilidad en el empleo público especialmente en servicios que consideramos fundamentales como la educación y la sanidad.
Importante conocer las necesidades que tienen y abordajes creativos. Y desde luego responder a las necesidades de financiación con apoyo público.
Hago un inciso para reivindicar la necesidad de ser exigentes con las empresas que son receptoras de ayudas públicas condicionadas a inversión, innovación, contratación, en definitiva que haya un retorno social. Hay que controlar que cumplen y adoptar medidas para evitar que el dinero público acabe en el limbo.
Hemos de analizar y actuar además sobre colectivos muy concretos. He citado a la juventud, pero hay otros como los mayores de 45 años, los desempleados de larga duración, las personas con discapacidad, con baja cualificación, los inmigrantes, y además tenemos el reto de dar una respuesta a la conciliación, que sigue siendo una asignatura pendiente.
La empleabilidad pasa por formación, asesoramiento, itinerarios personalizados de inserción, y por una planificación en torno a las políticas activas de empleo que echamos de menos en este Gobierno. Que decidió cambiar el servicio navarro de empleo de la noche a la mañana sin tener un plan B. Y quien está pagando las consecuencias del vacío que se ha generado en la atención a los desempleados son ellos, los desempleados, que además de sufrir el paro, en muchos casos ya sin cobertura, sufren un peregrinar a ninguna parte en busca de un servicio que en estos momentos nadie presta. No es responsable hacer política de tierra quemada con una materia tan sensible y menos cuando hay personas pasándolo mal y esperando soluciones.
Desde el Partido Socialista de Navarra queremos que el gobierno garantice como derecho la orientación para la empleabilidad y para ello será necesario dotar de mayores recursos humanos y técnicos los servicios públicos de empleo.
El empleo, como he dicho, es cohesión. Social y territorial. Por eso, además de incidir en colectivos y sectores concretos, hemos de atender a las zonas de Navarra más desfavorecidas como son la Ribera, la Sakana y puntos de Tierra Estella. Para ello planteamos un plan de choque urgente que aborde esas dos variables: la geográfica y la social.
Por tanto, señorías y a modo de resumen.
Necesitamos contar cuanto antes con una estrategia de desarrollo económico y social que marque la pauta de la Navarra de los próximos años, incluso de las próximas décadas. Una estrategia marco que tendrá sus derivadas sectoriales y que estará sustentada en la I+D+i, que sin duda debe ser el núcleo troncal del crecimiento y del desarrollo.
Hemos de propiciar la creación de empleo con derechos, no compitiendo por bajos salarios. Eso requiere de un compromiso de todos. Empresas, trabajadores y administraciones. Y no cabe duda de que el diálogo social debe recuperar su papel impulsor del acuerdo por el bien de todos.
Es la hora de la audacia para que el talento encuentre un nicho de oportunidad, para que haya conexión entre formación y demanda del mercado laboral, y eso se hace con sinergias y con coordinación. Idiomas y tecnología son requisitos que demandan las empresas por lo que deberían tener peso específico en los currículos formativos.
Hay que apostar por las infraestructuras. La negación del desarrollo que parecen defender algunos es la anulación de oportunidades. Los socialistas somos europeos y europeístas y allí las hay. Pero hay que abrirse a Europa y conectarse con ella y con el resto del mundo.
El empleo es la mejor política social y garantía de cohesión. Por eso queremos un plan de choque urgente con medidas muy específicas para los sectores de población con más dificultades y para las zonas de Navarra con más problemas.
Quiero acabar enviando el ánimo a todos los trabajadores y trabajadoras que están sufriendo ERES o incertidumbres. No solo a ZF-TRW, General Electric o Aparan. También a quienes están en pequeñas empresas y autónomos que quizá tienen menos visibilidad pero que igualmente sufren el drama de no saber qué va a ser de su puesto de trabajo.
Esta batalla por la dignidad en el empleo es una batalla que hemos de dar como sociedad. Solo así podemos defender que el futuro no es competir por ver quién consigue más por menos, más horas de trabajo por menos salario, sino que el futuro pasa por ser competitivos, productivos y por ofrecer valor añadido. Y creo que con las ideas que he desgranado y que concretaremos en las propuestas de resolución, los socialistas, demostramos que nuestro compromiso es con el crecimiento justo, innovador, inteligente y que implique menos pobreza y menos desigualdad.
Muchas gracias