12 Ago 2016 Gobernabilidad de España

DIARIO DE NAVARRA – En la noche electoral del 26-J afirmé que me consideraba un Diputado de todos los navarros. Por eso quiero explicar el carácter de mi voto ante la sesión de investidura que todos esperamos se produzca pronto, así como las que considero mejores soluciones para la gobernabilidad de España que nos saquen de la presente encrucijada, de manera rápida pero no a cualquier precio.

Votaré no a la investidura de Mariano Rajoy. No por revanchismo, tacticismo ni por disciplina de partido. Voy a votar no por dos razones: Por coherencia democrática y por coherencia social.

La primera razón es por coherencia democrática. Dije durante la campaña, en debates y en la calle, que el PSOE es un partido de fiar y que no defraudaríamos a nuestros votantes. Uno puede acertar o errar en sus posiciones, pero no puede engañar a quienes le votan. Si se pierde la confianza entre la ciudadanía y sus representantes, se pierde la legitimidad del voto.

La segunda razón es por coherencia social. Votaré que no, en la convicción de que es lo que conviene al conjunto de España y a su democracia. Mariano Rajoy, y lo que hoy representa “su” Partido Popular, no merece el apoyo, ni la abstención, para mantener un presidente que ha causado tanto daño a los intereses de España.

Mariano Rajoy deja un país en peores condiciones económicas, sociales y morales que el que encontró. La deuda de todos los españoles ha crecido en 352 mil millones (un crecimiento del 47%), ha vaciado la hucha de las pensiones en 42.211 millones (han quitado más de seis euros de cada diez depositados), a lo que se añade el vaciamiento por dos veces del fondo de contingencia de accidentes de trabajo (con un valor de 7.460 millones). Ha incumplido todos los años que ha gobernado el déficit acordado, y como consecuencia nos enfrentamos ante severas medidas de Europa: multas, congelación de fondos europeos, nuevos recortes por valor de 8.000 millones. El empleo está estancado: el número de ocupados es hoy exactamente el mismo que en 2011, pero en condiciones mucho más precarias. Ha bajado el paro registrado porque hay menos población en búsqueda de empleo. El seguro de desempleo se desploma, hoy hay un millón de parados protegidos menos, por lo que éstos no tienen ningún incentivo para registrarse. España está primera en el ranking europeo de crecimiento de la desigualdad y la pobreza.

Votaré No a un Presidente que ha nombrado y apoyado a tesoreros que roban; presidentes de bancos que realizan fraudes masivos a pequeños inversores, blanquean millones en amnistías fiscales; presidentes de diputación y alcaldes encarcelados o investigados por tramas de corrupción; que mantiene el aforamiento de la Sra. Barberá; que ordena romper ordenadores para ocultar pruebas. Cada día conocemos un nuevo caso de corrupción: Acuamed, Interior, Adif, …

Votaré No a un Presidente que ha abusado de su mayoría absoluta aprobando Leyes (Educación, Tasas judiciales, Sanidad, Servicios sociales, Mordaza, Código penal, …) en contra de la mayoría de agentes sociales. Que ha hecho un uso partidista de las instituciones del Estado: nombrando Presidente de RTVE al anterior Director General de TeleMadrid, afiliados del PP para presidir el Tribunal Constitucional o la Defensoría del Pueblo, y un Ministro de Interior dedicado a espiar adversarios políticos.

Los ciudadanos votamos y dijimos que no queremos continuar así. Por eso Mariano Rajoy va a recibir el rechazo democrático pero contundente del Congreso, salvo que en los próximos días encuentre los apoyos suficientes que hoy todos le niegan. Ese rechazo democrático a Rajoy es, a mi juicio, condición necesaria para abrir otros espacios de acuerdo.

¿Y qué pasará después de su derrota? ¿Terceras elecciones? Es el chantaje en que insiste Rajoy y un coro mediático bien engrasado. Y también UPN, un partido que si aspirase a representar en Navarra algo distinto del PP debería exigirle limpieza y renovación. Tras su derrota parlamentaria, el Partido Popular tendrá de nuevo la oportunidad y responsabilidad de ofrecer un proyecto capaz de responder a los mínimos éticos y políticos que le exigen el resto de fuerzas con las que aspira a gobernar. Hasta ahora no lo ha hecho, manteniéndose en la estrategia de hacer responsables a los demás de su fracaso.

En caso de persistencia del PP en su soledad, es perfectamente democrático que el Partido Socialista pueda recuperar el acuerdo de reformas y progreso que lideró junto con Ciudadanos, vetado por las demás fuerzas, pero que ahora podría sumar más apoyos. No en vano la experiencia de la última legislatura evidencia que el Parlamento coincidió con mucha mayor frecuencia (70/30) en el eje del acuerdo del cambio que con el PP. Por eso la solución a la crisis moral, económica y social de España requiere firmeza para evitar continuar como hasta ahora, y responsabilidad para encontrar soluciones que sí existen. El Partido Socialista no defraudará a quienes esperan que seamos la clave de esta encrucijada. Por eso mi voto No ahora, es un Sí después, a un cambio que todos nos merecemos y muchos queremos.

Jesús Mari Fernández. Diputado del Congreso por Navarra



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