
19 Sep 2016 Europa, no puedes continuar así
Cada mes de septiembre está marcado en rojo en el calendario de las instituciones europeas. Uno de los días más solemnes y de los pocos en los que Europa es la protagonista tuvo lugar el pasado miércoles 14 de septiembre con el debate del Estado de la Unión.
El speech, el tercero para el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, no levantó pasiones, fue pragmático, por no decir derrotista. Europa ha perdido a uno de sus estados miembros y sorprendentemente el Presidente de la Comisión pasó de puntillas por el reto más importante, las negociaciones con Reino Unido. La forma de afrontar las negociaciones será más que relevante para demostrar la fortaleza de la integración europea en el futuro.
Pero no es el único reto. El terrorismo, el Brexit, el tratado comercial con Estados Unidos, la crisis migratoria, el desempleo son parte de una lista cada día más larga y a la que esperamos la cumbre de Bratislava con los jefes de Gobierno dé alguna salida.
Antes de la cumbre, Junker parecía no tener contento a nadie o casi nadie, peleando, por ejemplo, contra el criterio más ortodoxo del Pacto de Estabilidad o con una Hungría que se suma a la moda del referéndum, en este caso para opinar sobre los refugiados. Como contrapeso, su histórica multa millonaria a la multinacional de la manzana atisba esperanzas.
Al igual que en Troya, los populismos europeos se sientan en las sillas del Parlamento Europeo para destruirlo. Marine Le Pen promete un referéndum para según ella devolver la soberanía al pueblo galo, Nigel Farage encantando de su particular byby Europe y unos Países Bajos que miran con reojo a sus elecciones en 2017, donde parten como favoritos.
El soft power, la capacidad que tiene la Unión Europea para hacer oír y moldear la realidad global, es como mínimo dudosa. Véase si no que Europa no estaba en la mesa del alto al fuego en Siria. Ni estaba ni se le esperaba.
Es tan simple como reconocer que ha llegado el momento de rediseñar la Unión Europea o morir en el intento de un proyecto que se nos vendió como un sueño sentimental pero que en realidad es y ha de ser una herramienta de utilidad.
Junker sorprendió asumiendo que una Europa federal, unos Estados Unidos de Europa, no son posibles. La soñada vuelta al Estado nación de algunos, los intereses nacionales sobrepuestos ante los intereses europeos o los discursos de los líderes nacionales hablando solo a un electorado nacional , son ejemplos de que los palos que se le ponen a la rueda son ya muchos posiblemente para afrontarlos a la vez.
En definitiva, mientras que otros piden “más Europa” o “no Europa”, posiblemente sea el momento de “mejor Europa”. Posiblemente sea el momento de sentarse a pensar cómo se puede cooperar mejor entre los que somos, haciendo uso de la solidaridad interna.
Veremos cómo las elecciones en Francia y Alemania o el referéndum de Mateo Renzi marcan junto con las acciones de la Unión un futuro que como mínimo es un reto solo al alcance de sólidos liderazgos.
Adriana Maldonado López
Vocal de Economía de la Comisión Ejecutiva del Partido Socialista de Navarra