
10 Abr 2016 EL DESARROLLO DE LA RIBERA
SERGIO SIERRA (Secretario General de Juventudes Socialistas de Navarra) DIARIO DE NAVARRA- Se tiende mucho a hablar de las dos navarras, la del norte, más próspera y con menor tasa de desempleo (en mayo de 2015 alrededor de un 12%), y la Navarra del sur, mucho más castigada por el paro, que en zonas como las de Cascante o Corella se eleva a más del 28% de la población activa.
Se ha hablado, y mucho ya, de que la AP-15 debiera ser gratuita para los navarros y navarras, especialmente para quienes nos vemos obligados a pagar más de 18€ por subir y bajar por esta autopista, ya sea para cuestiones médicas, administrativas o de otra índole, mientras otros se desplazan cómodamente a la capital por autovías gratuitas, como los estelleses o los sangüesinos.
Mucho se ha hablado también de la carencia en materia sanitaria de muchos equipamientos sanitarios en la zona sur de Navarra. También del diferente grado de destrucción de empleo sufrido en ambas zonas geográficas.
De todo esto se ha escrito, manifestado y gritado hasta la saciedad en los últimos años, y también sistemáticamente ha sido borrado, olvidado y acallado elecciones tras elecciones, gobierno tras gobierno, indiferencia tras indiferencia. Os acordáis de la parlamentaria Miren Aranoa (EH Bildu) dejando claro por qué no habría ayudas culturales para Tudela: «Es lo que hay», dijo.
Pues todo esto, sumado en el tiempo, sumado en todos y cada unos de los gobiernos que han gobernado estos últimos años nuestra comunidad está suponiendo algo que quizás se nos pase por alto, algo al lo que yo llamo la “perpetuación de los navarros de segunda”.
Y os lo explico: Pongamos que una familia de Buñuel quiere que su hija estudie y elije la UPNA. Dependiendo de los ingresos de esa familia estará o no becada, dependiendo también de la distancia que le separa de la UPNA recibirá una beca por esta “desventaja”; hasta ahí bien, parece lógico becar a quien por renta y/o distancia sufre una situación de desigualdad respecto de quien tiene la UPNA a 60 céntimos de billete de villavesa.
Seguimos con la historia de esta “muetica” de Buñuel que, al acabar sus estudios y terminar sus prácticas, se ve en paro, como la inmensa mayoría de la juventud. Cansada de buscar empleo en su pueblo o proximidades le surge una posibilidad en la comarca de Pamplona. ¡Qué suerte! comenta ella y sus familiares. Acaba de encontrar un trabajo a 110km de su casa. Se pone a hacer cálculos y solo en gasolina y peajes le supone la mitad de los 900 € que le van a pagar en su nuevo trabajo.
Así que decide ponerse a buscar piso. Un piso pequeño para ella sola sería ideal pero no encuentra nada por debajo de los 550 €.
Descartado. Así que decide buscar uno compartido por el que con mucha suerte y contando los gastos no le saldrá por mucho más de 300-350 €.
Imaginar ahora al mismo chaval pero residente en Villava. A diferencia de la muchacha de Buñuel tendrá la posibilidad de seguir viviendo en casa de sus padres mientras intenta su inserción en el mundo laboral, con el consiguiente ahorro en gastos fijos como el alquiler, agua, luz, calefacción y wifi o ese plato de comida, y con la posibilidad de ahorrar todo cuanto pueda para independizarse en un futuro, o para poder cambiar de coche o para lo que el quiera.
¿Creéis que ambos jóvenes tienen la misma oportunidad de emanciparse y de formar una familia, si así lo desean?
Es evidente que no. Por nuestra propia condición de emigrantes laborales, los jóvenes riberos nos vemos inmersos en una desigualdad que nos obligará, en el mejor de los casos, a trabajar más horas y a aportar un esfuerzo adicional al de otro muchacho o muchacha que pueda encontrar trabajo sin necesidad de salir del domicilio familiar los primeros años de su vida laboral. En cierta medida, esto perpetúa las dos navarras, la de quienes desean trabajar en su tierra y no pueden, y la de quienes sí cuentan con esta posibilidad.
Es por ello que urge poner solución a este problema que se territorializa perpetuando un exilio al centro de la comunidad foral, desertizando nuestros pueblos, contribuyendo en definitiva a un futuro desarraigo.
Y todo esto no lo escribo por rivalidad, ni mucho menos por odio, ni nada que se le parezca, entre el norte y el sur mi tierra, a la que amo profundamente, de Vera a Cortes.
Pero como navarro me revelo ante la desigualdad de oportunidades que sufrimos muchos jóvenes, por el simple hecho de vivir en una u otra zona con diferentes tasas de empleo y de riqueza.