13 Oct 2015 AUTOGOBIERNO, DEFENSA CON PEDAGOGÍA

JAVIER REMÍREZ, Secretario de Estudios y Programas de la CER del PSN-PSOE

NAVARRA.COM – Un debate iniciado desde la más absoluta irresponsabilidad por el propio Ministerio de Hacienda al filtrar a  la luz pública las legítimas reflexiones, dudas, preguntas y cuestiones que distintos responsables autonómicos habrían realizado en un contexto de reivindicación del sistema de financiación autonómica.

Las conclusiones carentes de veracidad entorno a la consideración como “privilegios” o “insolidaridad” para referirse a nuestra capacidad de autogobierno han saltado a los titulares de los medios de comunicación de todo el país. De la misma manera que hay que negarlas con rotundidad soy de los que piensa que debemos hacer una intensa labor de pedagogía al respecto para explicar con claridad al conjunto de la ciudadanía española el estado de la situación. Especialmente los que creemos que el mejor escenario para Navarra y España es el reconocimiento del autogobierno foral leal a la participación en el proyecto de España.

Frente a la acusación de “privilegio” entendido como algo ajeno a la normativa vigente, arbitrario o caprichoso frente al resto, hay que señalar el pleno encaje constitucional de los derechos históricos de los territorios forales. Es el propio texto constitucional el que lo deja claro en su Disposición Adicional Primera al señalar que “La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales. La actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía”

Dicho esto, si los derechos históricos forales tendrían la consideración de “privilegio” llegaríamos al absurdo de considerar de la misma manera otras singularidades y especificidades propias de otras partes del territorio como la capitalidad del Estado en favor de Madrid (con la atracción de actividad y capitales que ello supone), la baja presión fiscal de Canarias (por su situación de insularidad) o los aranceles de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. O, llevado al extremo, que los navarros nos pudiéremos sentir agraviados por no disponer de salida al mar y el factor de competitividad que ello supone en cuanto a tráfico de mercancías, turismo,…etc.. En definitiva, especificidades y situaciones que tiene una explicación geográfica, histórica o de otra manera. Pero de ninguna manera considerarse privilegios.

Igualmente hay que señala que Navarra ha sido y quiere seguir siendo solidaria. La aportación de Navarra al conjunto del Estado no ha dejado de crecer en los últimos años pese a la situación de crisis (de los 480 millones en 2010 a los casi 600 millones euros previstos para el 2015). De la misma manera, la pujanza económica de la Comunidad Foral permite tener un saldo positivo en lo referente a las aportaciones que hace la ciudadanía navarra a las cotizaciones de la seguridad social o a las prestaciones por desempleo en favor de la población de otras regiones de España. No obstante, de la misma manera que defendemos y defenderemos con firmeza nuestra capacidad de autogobierno, los navarros siempre mostraran flexibilidad a la hora revisar la intensidad de esa solidaridad.

En definitiva, el encaje de Navarra en la unidad constitucional de España tiene estas peculiaridades. Es a través del respeto y reconocimiento de los derechos históricos (el fuero), del desarrollo de los mismos (fundamentalmente a través del Convenio Económico) y de la vigencia del pacto y el acuerdo como forma de convenir nuestras relaciones con el Estado donde la inmensa mayoría de la ciudadanía Navarra siente en positivo su encaje en España. Y es algo que garantiza sin duda la lealtad de la Comunidad Foral con el proyecto nacional.

El fuero, en definitiva, se alza así como herramienta de desarrollo para Navarra, de solidaridad con el resto de la nación y de encaje y participación de la Comunidad Foral en el proyecto común de una España plural, federal, moderna y desarrollada. Nada más. Y nada menos.

Cualquier tentación centralista o secesionista en el marco de relaciones entre el Estado y Navarra no solo carece de toda lógica histórica, sino que choca con el sentir de la inmensa mayoría de la ciudadanía tanto de Navarra como del Estado. Además de una profunda irresponsabilidad política que únicamente contribuiría a crear una falla en confianza de la relación de Navarra con el resto del Estado que abriría de par en par la puerta a que la población se amparara en ciertas opciones rupturistas y, estas sí, profundamente insolidarias.

Muchos estamos seguros que no va a ser así. Que imperará el diálogo, la empatía y el sentido común. Que profundizaremos igualmente en una labor de pedagogía a todos los niveles para que el papel de Navarra en el proyecto de España seguirá siendo clave para el desarrollo, el progreso y la libertad de toda la ciudadanía que conformamos una sola nación que solo es fuerte y reconocible cuando hace de su pluralidad virtud.



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